ASPIRE TODAY, INSPIRE TOMORROW.

ASPIRE TODAY, INSPIRE TOMORROW. (“Aspira hoy para inspirar mañana”). Esta es la frase que leo todos los días al entrar por la puerta de mi trabajo. Aparentemente es un sencillo eslogan con un juego de palabras simplón, pero en realidad es una inteligente manera de resumir en una frase toda la filosofía de trabajo que hay detrás de este increíble proyecto hecho realidad que es Aspire Academy.

Hoy me gustaría explicar un poco más en profundidad qué es Aspire, y qué significado tiene para este país, para el mundo del deporte en general, y por qué no, para mí.

Pongámonos en situación. Qatar es un pequeño país del Golfo Pérsico de tamaño y forma muy similar a la provincia de Burgos. Hasta que a alguien se le ocurrió picar el suelo hace poco más de 50 años y descubrió que tenían debajo una auténtica mina de petróleo y gas, esto no era más que un desierto con 4 pescadores y recolectores de perlas. Un país de profunda tradición islámica que de repente se ve desbordado por la riqueza, y que en cierta manera tiene que empezar a abrirse al mundo para poder hacer negocios y exportar su materia prima. Gracias a eso, Qatar ha sufrido una increíble transformación (sobre todo en los últimos 20 años), hasta convertirse en el país árabe más “occidentalizado” y con proyecto de seguir abriéndose cada vez más. Prueba de ello es que más del 80% de la población hoy en día somos extranjeros.

Por suerte para muchos de nosotros, y gracias a que el actual Emir es un apasionado del deporte, una de las formas que Qatar ha utilizado para abrirse al mundo es el deporte. Desde que organizaran los Juegos de Asia en 2006, aquí se han acogido multitud de eventos deportivos, aunque los más importantes están aún por llegar: Mundial de Balonmano 2015, Mundial de ciclismo 2016, Mundial de Atletismo 2019, Mundial de Fútbol 2022… y lo que queda!

Por eso mismo se han construido algunas de las instalaciones deportivas más increíbles del mundo, y el país entero se está transformando para acoger grandes eventos. Pero por encima de todo, Aspire Zone es la referencia. El considerado como centro neurálgico del deporte en Asia, es una de las mejores instalaciones deportivas del mundo. Miles de hectáreas dedicadas solo al deporte en todas sus modalidades posibles: deporte de elite, deporte de promoción, detección de talentos, deporte amateur, actividad física, deporte-salud… aquí está todo!!

Aspire es un auténtico hervidero de vida y actividad física en pleno desierto, y da gusto ver a la gente corriendo o caminando, a los niños en bici o jugando al balón en es césped, torneos callejeros de fútbol, eventos deportivos cada semana con equipos venidos de todas partes del mundo… Un auténtico paraíso para un tío como yo!

El gigantesco Dome (en azul) es la instalación deportiva cubierta más grande del mundo, con multitud de canchas polideportivas, pista de atletismo, campos de fútbol, centros de investigación, alojamiento, colegio…  Y es además, mi centro de trabajo. Llevo aquí casi un mes, y os aseguro que me sigo perdiendo cada día y eso que creo que no debo conocer ni el 5% de la instalación.

Dentro del Dome está la Aspire Academy. Un centro de alto rendimiento “todo incluido” en el que jóvenes de 12 a 18 años asisten a clase, entrenan y viven aquí. El uniforme es el chándal y el horario escolar gira en torno a la educación física y los entrenamientos. El equipo de Ciencias del Deporte se encarga de recorrer todos los rincones del país (y de otros muchos países asiáticos y africanos) en busca de talentos para que pasen a formar parte de Aspire. Aquí reciben una formación integral, no solo deportiva, de tal manera que hasta cierta edad todos practican todos los deportes, y según se va viendo que destacan en unos u otros deportes acorde a sus gustos y a numerosos test que vamos haciendo, se van especializando. El equipo humano y profesional que hay detrás de ese proceso es increíblemente grande, además de un auténtico crisol de culturas, idiomas y nacionalidades: entrenadores, fisiólogos, psicólogos, biomecánicos, preparadores físicos, médicos, fisios, chinos, rusos, eslovacos, canadienses, brasileños…  Me llevará meses o años conocer a todos, y lo más importante: saber quién es quién. Pero la voluntad de trabajo en equipo de todos es muy grande, y eso sí que es una suerte.

Hoy en día hay casi 250 chavales en la Academia, la mitad de ellos dedicados al fútbol, y la otra mitad a deportes variados (atletismo, squash, tenis de mesa, golf, voleibol…). El atletismo es el 2º deporte más numeroso, y yo tengo a más de 50 atletas a mi cargo. Aquí pasan aproximadamente desde los 12 años hasta que se gradúan con 18, por lo que todos hacemos función de educadores-padres-amigos… y si acaso alguna vez, fisios. Una tarea bonita y apasionante. Estar en la rampa de lanzamiento de futuras estrellas del deporte y formarles en todos los sentidos es una tarea tantas veces olvidada, pero tan importante! Una formación que va más allá del deporte, y que trata de sacar lo mejor de cada uno. Un enfoque mucho más profundo de nuestra profesión que no se ciñe única y exclusivamente a las lesiones.

Desde que Aspire Academy abrió sus puertas hace 10 años ha ido creciendo exponencialmente, y ya son muchos los deportistas salidos de aquí que están destacando a nivel internacional. El mejor ejemplo de la filosofía Aspire lo representa Mutaz Barshim, saltador de altura campeón del mundo en 2014 y que estuvo a punto de batir uno de los records más antiguos de la historia del atletismo hace unos meses. Él realizó toda su formación aquí, y aunque en su momento no destacó a nivel mundial en categorías inferiores, fue construyendo poco a poco su carrera hasta convertirse en un atleta que pasará a la historia. Aquí es un ídolo y un auténtico ejemplo para todos. Un orgullo para Aspire, y para todo un país sin apenas tradición deportiva. Un “Rafa Nadal” en un país que nunca tuvo un “Seve Ballesteros” ni un “Pau Gasol”. Imaginaos lo que es eso para ellos.

Un ejemplo de alguien que “Aspiró” en su día, y que ya “Inspira” a otros hoy.

Lo bonito de este majestuoso proyecto es que a todos nos mueve esa misma ilusión, y la sensación de saber que estamos formando parte de algo único e increíble que quizá un día pase a la historia del deporte.  Bonita sensación.