Personalmente nunca me han gustado las fechas señaladas. Ni el día del
Padre, ni el de la Madre, ni el de Navidad, ni Nochevieja, ni Año Nuevo… Puros convencionalismos con más intereses
comerciales que otra cosa, y que entiendo que a mucha gente le hagan ilusión,
pero a mí… la verdad es que no. Este año, estando a miles de kilómetros y en
una cultura tan diferente, os aseguro que para nada me ha entristecido pasar la
Navidad lejos de casa. La distancia con los seres queridos es la misma en Navidad
que en Abril, y no he echado más de menos a mi familia estos días que hace un
mes. Para ser sincero, solo echo de menos haber roto por primera vez en 14 años
la tradición de acabar el año corriendo la San Silvestre (los corredores
estamos un poco tocaos de la cabeza, qué le vamos a hacer…).
En Qatar evidentemente no se celebra la Navidad, ni hay
luces por las calles, ni renos ni Papa Noel. Por descontado que tampoco hay
nieve. No hay rebajas en los comercios ni pelis de Disney hablando de las cosas
bonitas de la Navidad en la tele. Carrefour no vende las uvas de 12 en 12, si
no por Kg, como toda la vida. Se trabaja en Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Año
Nuevo. Aquí todos los días son iguales y el ritmo de vida no cambia porque
cambie el calendario. Nadie te felicita el año nuevo como si fuera tu amigo de
toda la vida, y para más inri, hay 28 grados y hace un sol de justicia. Los
occidentales como mucho nos juntamos con algún amigo para cenar hoy… y poco más.
Y la vida sigue igual. Ni soy más feliz estos días porque sea Navidad, ni menos
por estar lejos de casa. Eso sí, os aseguro que soy más feliz ahora que tengo aquí
a la family, eso es innegable, y hasta algunos dicen que se me nota en la cara.
Si tuviera que resumir en una frase este 2014, sería la siguiente: “LAS
COSAS NO SON COMO EMPIEZAN, SINO COMO ACABAN”. Si hace 365 días me hubieran
preguntado cómo imaginaba que sería mi vida en un año, creo que no hubiera
acertado ni una. El 2014 empezó con más pena que gloria, pero estoy seguro que
gran parte de los momentos duros vividos a finales de 2013 sirvieron para
gestar este gran cambio. Para poner las prioridades en su debido lugar y
ordenar la cabeza y las ideas como debía. Ni de lejos se me pasaba por la
cabeza un cambio de vida de esta magnitud, pero… aquí estoy. Aunque
personalmente prefiero decir que no cambiamos, sino que evolucionamos. Escalón
a escalón. Partido a partido. Día a día. Año a año. Cada uno que se ponga el
espacio temporal que quiera, pero lo importante es estar dispuesto a
evolucionar.
Estos últimos días de 2014 han sido un compendio de ilusión, alegría,
gratas sorpresas y buenas noticias. El tiempo va poniendo las cosas en su
sitio, y eso me gusta. Mi gente, y en especial los que peor lo estaban pasando,
comienzan a enderezar el rumbo y vuelven a sonreír. Nuevas vidas en camino.
Nuevos proyectos. Ilusiones renovadas. Parece que me tenía que ir lejos para
que las cosas funcionaran… habérmelo dicho antes, coño!!
La gente dice cuándo alguien se va, “no cambies, sigue igual como siempre” yo digo que se equivocan, hay que cambiar, siempre hay que evolucionar, nos guste o no, pero la evolución es un síntoma de adaptación.
ResponderEliminarMe encanta ver que todo lo que tienes a tu alrededor mejora, lo cual, los que estamos a tu alrededor mejoramos.
Yo, al igual que tú, soy muy de Alicia en el País de las Maravillas, “Celebrar tu no cumpleaños es mejor que celebrar tu cumpleaños”.
Pero que bien escribe este chico siempre!! Guapos!!!!!!!
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