Hazañas y peripecias de un fisio que siempre está buscando excusas para unir sus dos grandes pasiones: VIAJAR Y FISIOTERAPIA. Después de un tiempo en barbecho, ahora toca contar la aventura Qatarí. Loving Doha!
miércoles, 21 de octubre de 2009
HOGAR, DULCE HOGAR
Después de 3 días de recuperación (este jet lag ha sido mucho más leve que el de la ida), ya estoy de vuelta a la vida normal. Casa, familia, comida y amigos puestos al orden, y hoy he empezado a trabajar.
Aunque supuestamente debería haber sido toda una carga, tengo que reconocer que en cierto modo hasta tenía ganas. Me apetecía volver a ver a mis compañeros, a mis pacientes, volver a vestirme de blanco (es lo que tenemos los del Madrid...), y en definitiva, volver a la vida normal.
Comienza una nueva etapa, y por suerte ya tengo a la vista nuevos proyectos, ideas y cosas que me ilusionan para empezar aún con más ganas. Ya os iré poniendo al día, pero de principio lo que tengo claro es que me voy a tomar las cosas con muuuucha más tranquilidad. Nada de agobios, abarcar cosas imposibles o intentar solucionar lo insolucionable.
EL ESPÍRITU AUSTRALIANO SIGUE VIVO.
viernes, 16 de octubre de 2009
ŋäliŋali
miércoles, 14 de octubre de 2009
LAS CASUALIDADES Y EL DESTINO
Hay una frase que suelo utilizar mucho y es la de "El tiempo pone a cada uno en su sitio". Creo que es útil para muchas cosas, y que además se suele cumplir. Traducido al refranero castellano, podría ser algo así como "Cada uno tiene lo que se merece" o "A cada cerdo le llega su San Martín". Para lo bueno, y para lo malo.
Pero lo cierto es que estos últimos días le he encontrado otro sentido a la frasecita: el sentido literal. Melbourne está siendo un sitio ideal para terminar el viaje. La ciudad me encanta y me encuentro muy agusto, la gente que estoy conociendo aquí me está aportando muchas cosas nuevas, y el destino parece haberme traido hasta aquí, como si este fuera el sitio en el que tenía que acabar la aventura. Como que el tiempo me ha acabado poniendo en mi sitio. Siguiendo con el refranero castellano, le podríamos llamar "Todos los caminos llevan a Roma" (en este caso a Melbourne). Y eso me gusta.
La cosa es que en estos últimos días se han ido dando un cúmulo de casualidades de esas que no pueden ser tan casuales.
Para empezar, y siguiendo con mi tradición siempre que viajo al extranjero, no podía pasar el viaje sin ponerme un dorsal en el pecho. Así que el pasado domingo me inscribí en una carrera de 5km que se organizaba junto con el Maratón de Melbourne (no era plan de correr el maratón, que para eso me quedan unos añitos aún). Pues resulta que estaba yo en la salida y me pareció ver una cara conocida, pero tampoco le dí mayor importancia. Pero claro, a los 50m de salir, esa cara conocida llevaba una equipación conocida, así que ya era mucha coincidencia. Me pongo a su altura y era... Sonia Bejarano. Atleta española, campeona de Europa de Cross con España en 2007, que conocía de cuando ambos entrenábamos en Salamanca. Tócate los huevos!! Y nos vamos a encontrar a 16000km de casa! Qué pequeño es el mundo....
Pasamos los primeros 500m con los "y tú qué coño haces aquí" y "cómo te va la vida" de rigor (una situación de lo más rocambolesca, vamos), así que dejé escapar al grupo de cabeza, y cuando me quise dar cuenta, ya no me dio tiempo a cogerlos a todos. A la entrada del estadio ya sólo tenía a uno por delante pero no hubo manera de alcanzarlo así que llegué segundo. Una pena porque era una carrera para haber ganado y estrenar mi palmarés de victorias en el extranjero (2º también en Helsinki en 2005). Fotos de rigor, medallita, y a casa más contento y sorprendido que unas pascuas.
Pero es que resulta que además también apareció por allí otro español que acababa de correr la maratón, y hablando, hablando, resulta que teníamos un par de amigos en común... Y además también resulta que una de las atletas australianas que conocí porque entrena aquí con Sonia, conocía a una de las fisios que iba a visitar yo, y resulta que tenía cita con ella el mismo día que yo iba y a la misma hora...!! Vamos, que lo de que el mundo es pequeño, se me queda pequeño en este caso...
Aparte de estas casualidades o este destino tan caprichoso, contaros que he tenido unos días bastante ocupados pero muy fructíferos. Estoy conociendo gente muy interesante, con otros puntos de vista diferentes a los que había visto en Brisbane o Sydney, y que me están aportando mucho para rematar mi formación aquí. Mañana remato la faena con el fisio del equipo que ha ganado la liga de fútbol australiano (ese deporte raro en el que corren y saltan con un balón ovalado), del que hablan muy buenas cosas por aquí. A ver si es verdad que se tiene merecida la fama...
En esta foto, con Liz Molloy, la fisio de la selección australiana de atletismo.
Es un placer poder acabar este viaje con tan buen sabor de boca, y tener la sensación (al igual que justo antes de iniciarlo) del deber cumplido, y de la tranquilidad que da haber saldado una cuenta pendiente conmigo mismo. Seguramente, en unos días el tiempo me acabará poniendo en mi sitio. El que tengo reservado rodeado de mis cosas y de mi gente. Home, sweet home.
sábado, 10 de octubre de 2009
MELBOURNE
Precisamente el día que llegué aquí, había un reportaje en un periódico local hablando sobre esto. Se planteaban por qué Melbourne no tenía ningún icono que la identificara y sin embargo Sydney sí (aquí hay una gran rivalidad Sydney-Melbourne, igual que Madrid-Barcelona).
A cada paso que das, si estás medianamente atento, descubres pequeñas sorpresas en forma de esculturas, tranvías antiguos que aún circulan o parques y complejos deportivos estratosféricos. Que por cierto, están construyendo aquí un estadio que se tira un aire al "Nido" de Pekín, y que seguro que de aquí a no mucho dará que hablar. Y si no, al tiempo...
En resumen, y que pese a que había dicho que visitar ciudades ya no me entusiasmaba en este viaje, Melbourne me ha sorprendido muuuy gratamente, y me declaro oficialmente enamorado de esta ciudad.
- El primero, es que estoy alojado en casa de unos amigos que conocí en la famosa boda tropical de Townsville (ufff, qué lejos queda aquéllo, verdad?), y viven ni más ni menos que un apartamento en el Eureka Complex, que es un "pequeño" edificio de 88 plantas en pleno centro. Para ser más concreto, es el edificio más alto de Australia, y uno de los "iconos" de la ciudad. Por aquí dicen que es el más alto del hemisferio sur, pero es que eso ya lo he escuchado con la Sydney Tower y la Auckland Tower... Será que miden exactamente lo mismo los tres...???
- El segundo detalle, es que Melbourne tiene aquí cerquita una de las cosas más espectaculares que he visto en el viaje: la Great Ocean Road. Una carretera que recorre la costa durante 300km por acantilados, bosques y playas, que son una maravilla. Y si además tienes un día soleado y un guía majete como ha sido el caso, pues todo perfecto!
Aquí os dejo este pequeño regalo desde "Los Doce Apóstoles", uno de los sitios mágicos de la costa. Para variar, el viento, el ruido, la luz y la operadora de cámara no eran lo mejor, pero es lo que había!
jueves, 8 de octubre de 2009
"EL FISIO"
El caso es que en el momento en el que llamamos a alguien por un diminutivo estamos sin querer haciéndolo mucho más cercano y traspasando una pequeña barrera de confianza. Si os habéis dado cuenta, es algo que nos ocurre frecuentemente a los fisios. Raro es el caso en que alguien te llama “Fisioterapeuta”, y si lo hace, le miras con cara rara o esperas un par de minutos para dejar bien claro que eres “EL FISIO”. La palabra completa la utilizamos sólo para el currículum, los congresos o las cosas serias...
Sin embargo, si pensáis un poco, el resto de las profesiones de la salud no gozan de esa especie de confianza por parte de los pacientes. A ningún paciente se le ocurre por nada del mundo llamar al Doctor “Doc”, o al psicólogo “psico” . Éstos se encuentran una especie de escalón por encima, y todo el mundo tiene bien claro que hay ciertas barreras que no se pueden traspasar. Para eso están las batas blancas, el fonendo colgando del cuello y los diplomas en la pared.
Involuntariamente, nuestro trabajo, o nuestra forma de trabajar, nos van situando en ciertas posiciones con respecto a los pacientes. Un fisio pasa muchas horas con un paciente, escucha sus problemas, sufre con él o se ilusiona con sus progresos. Se convierte en su confesor, en su mejor amigo, y a veces en su mayor enemigo, en quien le hace sufrir. Se arrastra por el suelo si hace falta para enseñarle a hacer un ejercicio, y se pega la sudada padre si hay que trabajar en el gimnasio o correr con él. Un médico rara vez traspasa la barrera mesa-silla. Y si lo hace, pasa a ser un gran médico... Esa es la pequeña diferencia.
Por lo general, un fisio suele tener esa especie de virtud de la cercanía. A veces ponemos el contrapunto de “humanización” a esa especie de figura intocable que habla en lenguaje raro en la que se han convertido muchos compañeros médicos. Y que siga siendo así. No deberíamos perder esa seña de identidad que tanto nos caracteriza empeñándonos en aprender técnicas y métodos como ya dije en el anterior post. Dediquemos un poquito más de tiempo y cariño a cada paciente, y seguro que todo va mucho mejor. Una vez más, eso no lo dice la ciencia, eso lo digo yo... y otros muchos otros compañeros que piensan como yo.
Y me ha dado por pensar todo esto a raiz de una pequeña-gran diferencia que he visto aquí con respecto a España. El campo del fisio se encuentra aquí mucho más cercano al del preparador físico o al del recuperador, que a la rehabilitación puramente dicha. El trabajo de camilla es mucho menor, y el de ejercicio físico como método de recuperación mucho mayor. Y no sólo hablo de deportistas, sino de pacientes de todo tipo. Aquí he visto trabajar con su plan de ejercicio físico en el gimnasio, desde amas de casa hasta jubilados. Y nada de tablas de ejercicio estándar: trabajo personalizado y con el fisio al pie del cañón.
Siempre he dicho que en España tenemos demasiado apego a la camilla. Nos cuesta mucho quitarnos el pijama blanco y ponernos el mono de trabajo para ir con el paciente a la piscina, al entrenamiento o a su puesto de trabajo. Es mucho más cómodo poner 5min de Ultrasonido y 10min de microondas, no hay duda. Pero el que busque comodidad que se dedique a cultivar amapolas, que aquí estamos para otra cosa.
Debemos ponernos las pilas y avanzar un paso más allá. Hay que formarse mucho más en acondicionamiento físico para trasladar todo eso que tan bien sabemos en la teoría, a la vida real. Pretender que un paciente mejore por ponerle las manos encima 45min al día, cuando tiene otras 23h 15min para empeorar él solito.... es quedarse muy corto. Habrá que educarle en salud, y eso pasa por ejercicio físico, salud mental y fuerza de voluntad. (CUERPO, MENTE Y ALMA). Allá se las arregle cada uno como pueda para conseguirlo. No voy a contar aquí todos los secretos...
Y por supuesto hay que empezar a acercarse un poco más a otro profesional que tenemos olvidado: el Licenciado en Actividad Física. Hay tantas cosas que podemos aprender de ellos! Y ellos de nosotros! De momento puedo decir que aquí mi amiga Suki Hobson es hasta ahora la que más conocimientos me ha aportado... y no es fisio precisamente.
martes, 6 de octubre de 2009
Tormenta de arena, Tsunami, y ahora... TEMPORAL DE NIEVE
Vamos, que voy de mal en peor...
Supongo que la noticia no habrá traspasado fronteras como la de Sydney, pero ayer ha caido una nevada espectacular en la isla norte (algo muy atípico en estas épocas), dejando atrapados a más de 200 coches en una carretera... por la que yo había pasado el día anterior!! Otra vez me libro por los pelos, jeje.
La verdad es que al igual que la primera parte del viaje ha sido genial, ésta segunda ha estado muy condicionada por el tiempo. No he llegado a ver ni una gota de nieve, pero no ha parado de diluviar en dos días y ha hecho un frío digno del mejor de los inviernos castellanos. Así que poquita cosa he podido ver.
viernes, 2 de octubre de 2009
NUEVA ZELANDA: Las antípodas, o "el mundo al revés"
Mis primeros recuerdos de Nueva Zelanda se remontan a no hace muchos años. Es ese país que uno sabe que existe, que está muy lejos, pero pocas cosas más. Que vemos en geografía, y de pasada, porque son las verdaderas antípodas de España. Así que ya más lejos no me puedo ir!
Cuando te vas haciendo mayor, vas oyendo que es un país apasionante, un destino turístico deseado por muchos. Y luego te enteras de que la trilogía de El Señor de los Anillos se rodó aquí. Y entonces dices: "ah, ¿pero que eso era real? ¿Que no estaba montado por ordenador?" Pues no estaba montado por ordenador, DOY FE.
La verdad es que sólo llevo aquí 3 días y no sé por donde empezar a contaros. Se me acumulan las imágenes, las sensaciones vividas y la cantidad de cosas que he visto que no parecen reales. Creo que aún no lo he asimilado... Ahora entenderéis a qué me refiero.
Nueva Zelanda es un país, al igual que Australia, relativamente nuevo. Tanto como nación, como geológicamente. Consta de 2 islas (norte y sur) que son de origen volcánico. De hecho, la mayor parte de Nueva Zelanda se asienta sobre volcanes, muchos de ellos aún activos en forma de géiseres, lodos, etc. Por ejemplo, la ciudad de Auckland viven encima de más de 50 conos volcánicos! Ahora entiendo por qué es el país de los deportes de riesgo...
En cuanto a cultura, guarda una mezcla de civilización moderna y maorí, que la hace única. Aquí han sabido convivir mucho mejor con las culturas ancestrales y, al contrario que los aborígenes en Australia, los maoríes viven integrados completamente pero manteniendo sus costumbres. Todo un ejemplo de convivencia.
Pero vamos a hablar de mi viaje...
El primer día fue algo impactante. Pensé que a estas alturas pocas cosas me podían impactar, pero aún quedaba mucho. Con mi coche alquilado (esta vez tocaba coche en vez de furgoneta), recorrí la Península de Coromandel, en la isla norte. Zona montañosa, con preciosas playas e islas, y en la que se respira tranquilidad por los 4 costados. El paisaje es sencillamente genial, un regalo para la vista. Montañas perfectamente redondeadas, de un verde brillante, que se entremezclan con bosques, llanuras, y bahías. Carreteras que se adentran por todas esas zonas y que recuerdan al anuncio ese de BMW de "¿Te gusta conducir?". Sí, me encanta, pero por la izquierda no!! Ese día me dediqué a recorrer todas esas tierras, haciendo incluso un montón de km por carreteras sin asfaltar. Que aquí hay muchas!
El segundo día (ayer), después de dar una bonita vuelta por los campos neozelandeses (el gracioso del GPS me metió por una carretera cortada y rodeé más de 50km por caminos) estuve visitando Rotorua, un valle termal que es lo más visitado de Nueva Zelanda. Una acumulación de géiseres, aguas termales naturales y vapores que salen por todos lados que impacta que no veas. Después un rodajito de 1hora por un bosque en el que no entraba ni la luz, y por la noche, lo más esperado: visita a un poblado maorí. Donde cuentan sus costumbres culturales, hacen (y enseñan a hacer) la famosa danza de la Haka, y te invitan a cenar con su comida típica. Un acercamiento que ayuda a entender muchas cosas...
Y hoy... a ver por donde empiezo. Digamos que me he despertado con espíritu aventurero...jeje. Resulta que a escasos km de donde he pasado la noche, estaba Taupo, la capital mundial del paracaidismo. Y he dicho, pues ya de estar aquí... Así que sin pensarlo demasiado, he ido directamente a una de las empresas que organizan los saltos, y en cuestión de 15min ya estaba montado en el avión preparado para saltar. Es una de esas cosas que se hacen "ahora o nunca", y que no hay que pensarlas mucho, que sino... Saltas en tándem con un monitor, tú no tienes que hacer nada. Bueno, sí: gritar todo lo que puedas!!
Os puedo decir que la caida en sí, aunque acojona lo suyo, no da miedo. Más bien emociona verse durante 1min a más de 200km/h en caida libre hasta que se abre el paracaídas. A partir de ahí, un auténtico placer. Te ves flotando en el aire, con unas vistas 360º acojonantes, y disfrutas 100%. Pero sin duda el momento más chungo es cuando estás, justo antes de saltar, sentado al borde del avión con los pies colgando, ufff!! Pero como es el monitor el que salta, no quedan más cojones que tirar pa' abajo!
Desgraciadamente no os puedo adjuntar documento gráfico de la hazaña, aunque tranquilos que lo tengo. Al lado baja un tío con una videocámara que lo graba todo y saca fotos. Pero las tengo en CD y las tengo que pasar al portátil, así que paciencia...
Por si fuera poco, con la adrenalina por las nubes, cogí el coche y me fui a visitar las cuevas de Waitomo, donde aparte de visitar unas cuevass preciosas llenas de luciérnagas, organizan también actividades de aventura. Y yo he elegido... descender un cañón de 50m haciendo rappel. Puede parecer emocionante, pero viniendo de saltar al vacío de 6000m...una mierda....jajaja. No, en serio, una chulada. Todo es superseguro y no te sientes para nada en riesgo, y te dedicas a disfrutar de las maravillas de la naturaleza.
Así que mañana creo que voy a dedicarme a descansar mayormente...
UN ABRAZO A TODOS y ya os seguiré contando, que quedan poquitos capítulos del viaje!!