"LA INTOLERANCIA SE CURA VIAJANDO"

sábado, 14 de noviembre de 2009

HABLANDO EN SERbIO



Cuando el autobús que nos trasladaba del aeropuerto al hotel empezó a adentrarse en los barrios más periféricos de Belgrado, un repentino silencio invadió el ambiente. Jugadores, técnicos, directivos y periodistas, mirábamos a través de las ventanillas con una mezcla de asombro, curiosidad, y cierto aire de tristeza. En aquel momento las bromas, la emoción del partido, y la preocupación por los lesionados o por la táctica del rival, pasaron a un segundo plano.

Edificios viejos y ruinosos, coches antiguos y caos circulatorio, calles sin asfaltar, chatarra por las esquinas... Por un instante, comprendimos el por qué de los fanatismos y la competitividad balcánicos, su facilidad para aprender idiomas, o su desconfianza en la clase política.

Belgrado es una ciudad gris. Gris el cielo, grises sus edificios, y grises las miradas de sus gentes. En sus retinas aún perdura el horror de una guerra que separó familias, destruyó ciudades, y rompió el país en mil pedazos. Las heridas de guerra aún permanecen abiertas, y más allá del desarrollo económico en forma de autovías o coches lujosos, a poco observador que sea uno verá cómo la gente lucha por salir adelante con su pequeño negocio o su puesto de fruta en la esquina. Otros han dejado de luchar, o simplemente no han tenido siquiera la oportunidad de poder hacerlo, y mendigan por las calles o se refugian en su cartón de vino.

Para los que hemos tenido la suerte de no vivir la crueldad de una guerra en nuestras propias carnes, todo esto resulta poco menos que incomprensible. Parece algo más propio de un libro de historia medieval de 5º, batallas a caballo, señores feudales y esclavos incluidos. Pero cuando uno le pone cara al problema, se cuestiona el porqué de tanta irracionalidad en este supuesto mundo desarrollado en el que vivimos. Por qué en el siglo XXI aún podemos odiar a alguien por su origen, raza o color de piel. O por qué somos capaces de matar por la propiedad de una tierra o de una lengua. A veces pienso que EL SER HUMANO ES EL MENOS HUMANO DE LOS SERES.



Más allá de todo eso, Belgrado es una ciudad diferente. Puramente balcánica, y para nada contaminada por el turismo, conserva intactos todos los matices de la Serbia más histórica. Con casi 2 millones de habitantes y apenas 200 españoles, Belgrado está bañada por dos grandes ríos: el Sava y el Danubio. Ambos navegables, gran parte de la vida de la ciudad gira en torno a los ríos. Desde un puerto fluvial, hasta un conjunto de unos 10 bares y discotecas flotantes (las cuales no visité, lo sé de oídas...jajaja).

Mientras que los barrios periféricos muestran la vida más auténtica de la ciudad, el centro refleja la historia centenaria de Belgrado. Numerosas veces invadida por diferentes pueblos, Belgrado está coronada por una espectacular fortaleza reconvertida en parque, que ofrece unas vistas preciosas de la Llanura Panónica.

Calles anchas y grandes plazas conforman el centro más moderno, y en mitad de la calle principal un gran edificio con una bandera de España: el Instituto Cervantes. El español está de moda. Mucha gente es capaz de mantener una conversación en español sin problemas. Buena excusa para charlar un rato con alguna bella joven serbia...



3 días no es un período suficiente para conocer un país ni una ciudad. Pero en el caso de Belgrado, suficiente para tocarme la fibra y hacerme pensar. Sólo una última reflexión: la antigua Yugoslavia estaba formada por diferentes provincias (Serbia, Montenegro, Kosovo, Macedonia, Croacia...), que se odiaban y que luchaban desde hace siglos por su independencia. España está formada por diferentes comunidades (Cataluña, Galicia, País Vasco) que luchan constantemente por su independencia. Espero que ese odio que percibo que está empezando a existir, no llegue a donde no debería llegar JAMÁS, y que algún día los españoles podamos presumir de ser seres civilizados, y sobre todo HUMANOS.

4 comentarios:

  1. Estupenda descripción de lo que se puede apreciar al llegar a esos mundos (menos mal que después de la guerra). A veces se piensa en ello pero solo de pasada porque cada uno nos preocupamos solo de nosotros mismos.

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  2. Pareces un cura cantando misa en la foto del Instituto Cervantes, jajajaja. Muy buena la reflexion, a ver si lo lee mucha gente, que hace falta cambiar muchas cosas en el mundo...

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  3. Sin duda, el hecho de que no hayas comentado nada sobre la cita deportiva por la que emprendias tu segundo viaje, quiere decir que tu experiencia te ha marcado en cierto modo, seguro que como a cualquier otro que se preocupa de llegar tarde a su trabajo, no tiene apenas tiempo a dormir la siesta despues de comer, se enfada porque marcelo no da dos pases seguidos(yo particularmente le mandaba un par de semanitas),,,seria recomendable para muchos ver la otra vida que si existe, por desgracia, en muchos mas sitios de los que nos podamos imaginar...
    Un abrazo
    P.D : a ver si te veo antes del 2010.

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  4. Increíble tu relato!!!Deberíamos dejar de autocompadecernos y pensar que los demás están mucho peor que nosotros. Dejar de luchar por vanidades y pensar que todos somos iguales. Dejar de pensar en territorios y pensar en lo que tu dices, la humanidad.

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